La gastronomía italiana puede vanagloriarse de ser rica, variada y con personalidad, gracias a la influencia y la tradición de las distintas regiones que conforman su geografía y a su capacidad de reinventarse.
Además, hace gala de la alabada dieta mediterránea, en la que se adueñan del protagonismo los productos naturales y, por lo tanto, saludables como las frutas, las verduras, los pescados, el queso y el aceite de oliva, del que Italia es el segundo productor mundial.
Esta es una de las cocinas más creativas del mundo. Muchos de sus platos cuentan con gran aceptación fuera de Italia, como el risotto, la pizza y, claro está, la pasta, la cual cuenta con innumerables versiones. Es más, podemos encontrar una casi infinita carta de salsas y aderezos, que ofrecen su saber a numerosos platos.
Conocer los ingredientes y un poco de su historia le dará más sabor a los platos que consumas, tanto en este magnífico país como fuera de él. El abanico de posibilidades es supremamente extenso, tanto en sabores como aromas y texturas. En el siguiente texto te hablaremos de las salsa más representativas de la cocina italiana.
Originaria de la región de Liguria, esta salsa de intenso color verde es una de las más conocidas a nivel internacional. Tradicionalmente acompaña a los ‘trenette’, un tipo de pasta similar a los espaguetis, aunque también casa muy bien con ensaladas, pizzas, sopas, verduras al vapor e incluso untada en una tostada de pan. Para obtener un resultado sabroso y artesanal, conviene no triturar demasiado los ingredientes.
Proveniente de la región del Lacio, es todo un clásico que desde hace muchos años pone el sabor a la pasta, especialmente a los espaguetis, la pizza o los paninis. Su éxito ha conllevado la aparición de otras versiones que apuestan por la inclusión de nata, llevando a muchos a creer que la de origen italiano también la lleva. Pero no es así y, además, ofende mucho a los italianos.
Con permiso de la carbonara, es una de las más reconocidas internacionalmente, a pesar de no ser la predilecta de los italianos. Es muy recurrente para acompañar a la pasta, especialmente espaguetis y los tallarines, y la polenta. No obstante, también funciona muy bien como relleno de las lasañas, de los ñoquis e incluso de los canelones.
Típicamente tradicional de Roma, su traducción es ‘salsa enojada’, lo que ya sugiere el sabor que regala: intenso y picante. Los mejores compañeros de juego son los espaguetis, los macarrones o las plumas. Sin embargo, también combina maravillosamente con carnes e incluso con verduras.
De curioso nombre, pues se traduce ‘al estilo de la prostitutas’, es típica del centro-sur del país y Nápoles. Regala un gusto con intenso sabor a pescado, por lo que casa perfectamente con un sinfín de elaboraciones, aunque en Italia se usa para los ‘fettucine’ o los espaguetis. No obstante, también podemos utilizarla para enaltecer el sabor de carnes, como el pollo, e incluso pescados como, por ejemplo, la lubina o el atún.
Esta entrada ha sido publicada el 11/02/2021 09:30
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