Al ser adoptado el modelo agro-silvo-pastoril, combinación de las dietas alimenticias del imperio romanos y el germánico, hasta los inicios del siglo XIX, se produjeron dos grandes cambios que impactaron dicho modelo. Primero, entraron en la ecuación los árabes-musulmanes que se sentaron en ciertas partes del mediterráneos, trayendo con ellos su cultura y, claro está, su gastronomía. El segundo cambio surge con la llegada de nuevos productos alimenticios provenientes de las américas y de Asia.
El aporte de los árabes supera con creces al realizado por Oriente y el Nuevo Mundo. Esta cultura marcó un antes y después cuando hablamos de la historia alimenticia mediterránea. En el momento en que llegaron a la península ibérica, bautizando al lugar donde arribaron como Al-Andalus, se produjo toda una revolución en la dieta mediterránea.
En Al-Andalus la dieta era muy variada y debido a esto se generaron un gran número de combinaciones que derivaron en lo que hoy conocemos como la dieta mediterránea. Los musulmanes también jugaron un papel clave en la renovación de la agricultura mediterránea, lo que generó una influencia directa en las formas de alimentarse en toda la región. Sobre todo con la introducción de vegetales utilizadas solamente por las clases sociales acomodadas de la región.
Así, ahora en las mesas se podían hallar la caña de azúcar, el arroz, diferente clases de cítricos, berenjenas, espinacas y especias utilizadas en el sur de Europa, así hicieron aparición el agua de rosas, las naranjas, limones, almendras y granadas. Con el paso del tiempo, inevitablemente, estos productos fueron introducidos a todo lo largo de la cuenca Mediterránea.
Nuevas formas de cocinar los alimentos y las preparaciones que con ellos se efectuaban también fueron parte de los avances que trajo la cultura musulmana. Fue así como se introdujeron diferentes formas de preparar el arroz y los productos de huertas. Como si fuera poco los musulmanes trajeron consigo el conocimiento integrador de la importancia de la dieta para la salud general. Basándose en la idea de salud de la antigua
Grecia, y de las culturas persas e hindú.
América también fue un punto a parte en la dieta mediterránea. Se puede decir que este fue el evento de intercambio gastronómico más importante de la historia. Ambas regiones compartieron sus alimentos y se beneficiaron mutuamente de este intercambio. Las patatas, tomates, el maíz, pimientos, el chile, los frijoles en todas sus variedades, y también el chocolate y el café se incorporaron a la tradición culinaria mediterránea.
Una vez conocido todo este periplo de alimentos, podemos darnos cuenta que la dieta mediterránea es una combinación de distintos pueblos de Asia, Europa, Oceanía y América. Las bases de esta cocina se establecieron en las primeras décadas del siglo XIX, momento en que todos los ingredientes se encontraban a disposición.
Por esta razón, se puede decir que la dieta mediterránea es una de las más ricas y variadas del mundo. La unión de tantos elementos hace que esta cocina sea única, irrepetible y toda una experiencia para el que tiene gusto de probarla.
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