La participación periódica en actividades físicas moderadas puede retrasar el declive funcional y reducir el riesgo de enfermedades crónicas en las personas de la tercera edad sanas o con enfermedades crónicas. Por eso es importante mantener hábitos saludables en la tercera edad.
Además, mejora la salud mental y suele favorecer los contactos sociales. El hecho de mantenerse activas puede ayudar a las personas mayores a continuar con sus actividades de la vida diaria de la forma más independiente posible y durante el mayor período de tiempo. En el siguiente texto te hablaremos de algunos de los hábitos saludables para personas mayores los cuales puedes implementar en tu propia rutina.
El camino hacia un mayor bienestar
La dieta y el ejercicio son los dos cambios más importantes que puedes hacer. Aunque nunca hayas sido activo, es hora de empezar. Una dieta saludable y actividad física son buenas a cualquier edad. A medida que envejecemos, estos hábitos saludables fortalecen los músculos y los huesos.
Los músculos y huesos fuertes reducen las lesiones graves relacionadas con una caída. Cuando los músculos están fuertes, las actividades como levantarse de una silla o abrir una puerta son más fáciles. Cuando levante pesas, comience con un peso de 1 libra o 5 libras. Si no tienes pesas, usa una lata de sopa, un libro o una botella de agua llena. Guarda tus pesas en la misma habitación que el televisor. Haz unos cuantos ejercicios mientras miras TV.
Otra forma de desarrollar la musculatura y crear hábitos saludables para adultos es usar una banda de resistencia. También se la llama banda de ejercicios. Las bandas de resistencia son flexibles y vienen en diferentes longitudes. Se utilizan comúnmente para fortalecer los músculos de la parte superior del brazo y la pierna.
Dieta
No tienes que cambiar tu dieta de golpe. Intente hacer un pequeño cambio a la vez. Por ejemplo, en lugar de comer 2 rebanadas de pan tostado blanco para el desayuno, reemplace 1 de ellas por una rebanada de pan integral. Si tomas jugo de naranja todos los días, pruebe reemplazarlo por una naranja entera 3 días a la semana. Come frutas enteras en lugar de tomar jugo de frutas. Si le gustan los bocadillos salados, pruebe palomitas de maíz bajas en grasa en lugar de papas fritas.
Añade más fibra a su dieta
La fibra reduce el estreñimiento, ayuda a perder peso, reduce el riesgo de diabetes, prediabetes, enfermedades cardíacas, cáncer de colon y reduce el nivel de colesterol en la sangre. Los hombres mayores de 50 años deben consumir 30 gramos de fibra por día; las mujeres mayores de 50 años deben consumir 21 gramos por día. Buenas fuentes de fibra incluyen frijoles, granos enteros, verduras y frutas.
Prueba seguir la dieta mediterránea
Esta dieta, saludable para el corazón, promueve el consumo de alimentos como el pescado, las frutas, las verduras, los frijoles y los granos integrales. No incluye mucha carne, productos lácteos o dulces. La dieta mediterránea es una de las más saludables del mundo, por ello muchos expertos de la medicina la recomiendan y la consumen. Incluyera poco a poco en tu rutina y verás los grandes resultados que consigues.
Bebe más agua
El agua elimina las toxinas. Mantenerse hidratado le dará más energía. El agua es la fuente vital de todos los seres sobre la tierra, es por eso que a medida que envejecemos consumir agua se hace más y más necesario. Bébelo por sobre otra clase de líquidos, recuerda que lo natural siempre es lo mejor.
Evita consumo de cigarrillos
La OMS asegura que fumar es la primera causa de muerte. Fumar contribuye sustancialmente a enfermedades como el cáncer, cardiovasculares, respiratorias crónicas, diabetes, cirrosis, entre otras. Las personas de la tercera edad, presentan un mayor riesgo ante las consecuencias nocivas y tóxicas del tabaco. El abandono de este hábito por parte de los adultos mayores, no sólo aumenta su esperanza de vida, sino que reduce su dependencia tanto física como psicológica. Así mismo, estudios recientes han comprobado que el consumo de tabaco causa ceguera.
Ejercicio
El ejercicio puede mejorar enfermedades crónicas, como la diabetes. Y puede mejorar tu perspectiva emocional. Una dieta saludable y hacer ejercicio alimenta tu cerebro. Esto mejora tus habilidades de toma de decisiones a medida que envejeces.
Ejercicio de 20 a 30 minutos en la mayoría de los días. Lo mejor es una combinación de aeróbico (caminar, nadar) y entrenamiento de fuerza (pesas). Caminar es una de las actividades más fáciles para comenzar. No tiene que hacer los 30 minutos completos de una vez. Intenta caminar durante 15 minutos dos veces al día. O camina por 10 minutos 3 veces al día.
Haz ejercicio con un compañero. Esto hace que el ejercicio sea más divertido y social. Considere un grupo, un individuo o incluso su perro. Si no te gusta caminar, considera otras actividades. Pruebe la jardinería, el baile, la pesca, el tai chi o el yoga. Cualquier actividad activa que disfrutes puede beneficiar tu salud.
Aspectos a tener en cuenta
Habla con tu médico antes de comenzar un programa de ejercicios y sobre tus planes antes de empezar. Es muy probable que tus músculos estén doloridos cuando aumente por primera vez la actividad física. No lo consideres como una razón para detenerte. El dolor leve desaparecerá en unos pocos días a medida que te acostumbre a hacer ejercicio.
Tu nivel de actividad y lo que comes son hábitos. Adoptar hábitos saludables puede ser difícil al principio. Comenzar poco a poco y recompensarse a sí mismo por cada paso que da, puede marcar la diferencia en lo bien que se siente. Tal vez te resulte más fácil estar más activo físicamente e ingerir más fibra si piensas que cada día y cada comida es una oportunidad para hacer algo bueno por sí mismo.
Mantén una correcta higiene
Muchos problemas de salud, como infecciones o problemas bucales o dermatológicos, son producto de una mala higiene. Es primordial acudir una vez al año al odontólogo para que éste lleve un control sobre su salud bucal. Si el adulto mayor no mantiene una correcta higiene bucal, puede sufrir graves consecuencias como enfermedad en las encías, gingivitis, periodontitis, caries, cáncer en la boca, boca seca, mal aliento, entre otros.
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