El envejecimiento es una realidad y afecta a todas las familias. Como hijos adultos, cuando imaginamos a nuestros padres como personas mayores, es posible que no comprendamos completamente hasta qué punto su envejecimiento los afectará o cómo nos afectará a nosotros.
De hecho, si ya son personas mayores y aún gozan de buena salud y viven de forma independiente, es posible que no sintamos cambios o preocupaciones dramáticos. Sin embargo, llega el momento en que los efectos del envejecimiento se vuelven más evidentes y es posible que se necesiten cuidados a largo plazo; por eso es importante que nos preguntemos cómo cuidar a una persona mayor.
Una disminución general de la vitalidad física y mental puede resultar en cambios visibles e incluso drásticos en la apariencia de nuestros padres, el nivel de vida y el bienestar emocional. Cuanto más conscientes seamos de cómo el envejecimiento puede afectarlos y qué opciones están disponibles para ellos como personas mayores y para nosotros como niños adultos afectuosos, mejor para todos los involucrados.
Tomemos un momento para considerar algunas cosas esenciales que debemos tener en cuenta con respecto a su bienestar durante el envejecimiento y cómo la atención domiciliaria puede marcar la diferencia.
Higiene corporal
Para empezar a la hora de saber como cuidar a un anciano, se recomienda ofrecer un espacio de aseo que procure la seguridad de la persona y la dignidad. Si requiere de ayuda y en la medida de lo posible siempre hay que comunicarlo y obtener consentimiento. También es importante si necesita cierta ayuda el mantener su autonomía en las tareas que pudiera realizar. En el lugar de aseo y en su caso deben colocarse las ayudas técnicas indispensables para la higiene correcta.
La higiene corporal se realizará en el lugar que se precise (la persona está encamada o no). La temperatura ambiental debe ser la adecuada, entre 22 y 25°C. y se deben tener a mano los productos a utilizar como por ejemplo un gel pH neutro. Éste se utiliza en el lavado corporal para evitar irritaciones en la piel. Tras el aclarado del jabón debe secarse la piel minuciosamente e hidratarse de forma conveniente.
Higiene bucal
La higiene bucal es fundamental en el cuidado básico del anciano e importante para evitar posibles infecciones. Debe realizarse después de cada comida o cuando sea preciso, para prevenir sensibilidad dental o infecciones. Si la persona mayor no puede hacerlo sola, el cuidador debe realizarlo limpiando cada parte con detalle y aplicando después un protector labial. En caso de utilizar una prótesis dental también deberá lavarse diariamente.
Cuidado de los pies
Los pies a medida que envejecemos requieren de cuidados especiales para evitar futuros problemas. La falta de seguridad al caminar o las caídas son en muchas ocasiones consecuencia de la falta de cuidados en los pies. Las recomendaciones que dan los expertos son remojarlos en agua caliente cuando los sintamos cansados o doloridos, secarlos bien e hidratarlos a diario, utilizar un calzado cómodo y evitar las prendas ajustadas en esta zona del cuerpo.
Alimentación saludable
El proceso de envejecimiento lleva asociados ciertos cambios fisiológicos que modifican las necesidades nutricionales de la persona. Con cierta frecuencia estas necesidades no se alcanzan apareciendo malnutrición y algunas consecuencias. Éstas pueden ser la aparición de algunas patologías, el empeoramiento de enfermedades y de su recuperación, el inicio de una situación de dependencia, el aumento del riesgo de caídas, etc.
Practicar una dieta saludable, variada y equilibrada, es importante siempre, pero cobra mayor relevancia durante la vejez. En la dieta es necesario que aparezcan todos los grupos de alimentos. Para que una dieta sea equilibrada, debe ser variada y contener los grupos de alimentos en sus proporciones adecuadas para cubrir nuestras necesidades orgánicas.
La alimentación en la vejez se organiza mediante unas pautas nutricionales coherentes con las necesidades fisiológicas, la actividad física realizada y la salud general.
Higiene postural
A medida que envejecemos, deseamos mantenernos autónomos el mayor tiempo posible y ser independientes para la realización de las actividades diarias. Sin embargo, pueden aparecer ciertos problemas fisiológicos que limitan este objetivo. Como consecuencia la persona mayor se sentirá insegura, aumentará el riesgo de caídas y la probabilidad de ser dependiente.
La higiene postural es el conjunto de normas que nos ayudarán a mantener una posición correcta. Ya sea en movimiento o quietos, debemos proteger principalmente nuestra columna vertebral, músculos y articulaciones.
La higiene postural consigue reducir los daños musculoesqueléticos en base a ciertas recomendaciones. Algunas de ellas se refieren a la postura correcta al dormir, al estar sentados, levantarnos o coger algún peso y realizar tareas básicas. Estas pautas previenen y reducen las lesiones que puedan producirse y por tanto futuras situaciones de dependencia.
Planifica
Habla con tu ser querido sobre el tipo de ayuda que cree que necesita y cómo quiere recibirla. A veces, es difícil planificar porque no se sabe cómo cambiarán las necesidades. Pero debes tener una estrategia para darle a la persona los cuidados que necesita.
Pídele al médico de la persona que participe en el cuidado de tu ser querido.
Asegúrate que sepas cuales son todas sus afecciones de salud y el grado de cuidados que necesita. Plantéate estas preguntas: ¿Puede tu ser querido quedarse solo en casa de vez en cuando, si alguien puede atenderlo? ¿O sería mejor que se mudara a tu hogar o a una institución de cuidados para adultos mayores? Haz un plan para determinar qué cuidados de salud necesita y poder ofrecerlos de la mejor manera.
Limpieza del hogar
Es posible que la persona a la que cuides necesite ayuda para limpiar la casa, lavar la ropa y darle mantenimiento al jardín. Una de las responsabilidades claves es la alimentación de esa persona. Es posible que tengas que ayudar a tu ser querido con las compras del supermercado y la preparación de comidas saludables. Puedes cocinarlas o puedes pedir comidas que se entregan a domicilio. Cuando llevas a tu ser querido a un restaurante o lo llevas a tu casa, le das la oportunidad de participar en una actividad social y compartir con otras personas.
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