Cuando hablamos de la cocina mediterránea también nos referimos a una forma de entender la vida y la gastronomía en esta parte del mundo. Y es que esta forma de preparar los alimentos y combinarlos se convierte en una excelente forma de ver la riqueza y exuberancia que nos ofrece el Mediterráneo. Entre el sinfín de alimentos existen algunos que no pueden faltar en cada preparación y a continuación te hablaremos sobre ellos.
Cereales
En especial, el trigo, ingrediente básico del pan y de la pasta. Asimismo, poco a poco se han ido incorporando nuevos tipos de granos como el maíz, la cebada o el mijo y cada vez más, se apuesta por tomarlos sin refinar, lo que coloquialmente llamamos «integral».
Aportan hidratos de carbono saludables y fibra. Ambos imprescindibles para tener energía y mantener en perfecto estado el aparato digestivo.
Hortalizas
Todas tienen una vital importancia en la preparación de ensaladas, sofritos y
similares. El tomate, la cebolla, la berenjena, los pimientos o la lechuga suelen estar presentes a diario en la cocina mediterránea. Aportan vitaminas, minerales y antioxidantes necesarios para reforzar el sistema inmunitario.
Frutos secos y legumbres
A lo largo del año se consumen almendras, avellanas, nueces, castañas y piñones. Todos ellos, consumidos con moderación, inciden directamente en los niveles de Omega-3 y en la consecuente bajada del nivel de colesterol. Las legumbres, omnipresentes en los guisos más tradicionales, como las judías, las lentejas o los garbanzos son una fuente indiscutible de hidratos de carbono, de vitaminas y de minerales.
El pescado azul
El Mediterráneo ofrece pescado de alta calidad y con una peculiaridad a tener en cuenta: su sabor y sus propiedades. La sardina, la caballa, el jurel o el boquerón son cuatro ejemplos magníficos de la importancia de este tipo de pescado en la cocina mediterránea y de cómo su consumo habitual es muy recomendable para proteger la salud cardiovascular.
La carne magra
El conejo, el pollo, la codorniz y un largo etcétera son ingredientes esenciales en los guisos más tradicionales de la cocina mediterránea. Este tipo de carne aporta proteína animal de alta calidad, básica para reforzar el sistema muscular.
El vino
Toda la costa mediterránea se caracteriza por sus producciones de vinos regionales, en los que cada país aporta sus señas de identidad. En la Europa mediterránea es costumbre disfrutar de una buena copa de vino para acompañar una buena comida. Eso sí, siempre con moderación.
Las especias
Las montañas y las sierras cercanas al mar se convierten en un mar de romero, de tomillo, de orégano y de todo tipo de hierbas aromáticas. Su uso en la cocina mediterránea no solo influye en el sabor, sino que las especies y hierbas aromáticas también aportan propiedades saludables a cada plato y ayudan al sistema respiratorio a funcionar más efectivamente.
La miel y aceite de oliva
Se usa como edulcorante de forma habitual y, consumida con moderación, es un dechado de virtudes gracias a sus vitaminas y minerales.
El aceite de oliva es, sin duda alguna, el oro líquido. Es uno de los elementos esencial dentro de la cocina mediterránea, presente en la mayoría de las recetas, además de brindar un gran sabor ofrece grandes cualidades para la salud.
Deja una respuesta